martes, 20 de julio de 2010

Teoría de tipo axiomático


1 INTRODUCCIÓN

Es notoria la diferencia existente entre los logros obtenidos por las ciencias exactas y los obtenidos por las ciencias sociales. Así, la física se parece a un imponente edificio realizado mediante el aporte de muchos hombres, mientras que las ciencias sociales parecen pequeños edificios apenas vinculados.

En el arte y la literatura, si no existe un autor, nunca habrá de existir su obra, mientras que el edificio de la física tan sólo habría retardado su crecimiento si hubiesen faltado algunos de sus constructores. El físico Emilio G. Segré escribió:
“…podría no haber existido alguno de los fundadores de la mecánica cuántica y la física, en 50 años, hubiese llegado exactamente al mismo lugar” (De “De los rayos X a los quarks”).

Una forma de intentar establecer el “gran edificio de las humanidades”, consiste en observar detenidamente el proceso de crecimiento de la física, para tratar de realizar algo similar. En la física podemos observar la existencia de algunos elementos principales:

a) Magnitudes físicas observables y contrastables (medibles)
b) Entes matemáticos asociados a dichas magnitudes
c) Descripciones axiomáticas (teorías)
d) Vinculación de las nuevas teorías con las existentes previamente.

En el presente escrito se trata de mostrar que es posible establecer el “edificio de las ciencias sociales”, con la posibilidad de recibir ampliaciones posteriores.

El hombre posee la aptitud de producir un cambio, un efecto o una influencia, sobre otros seres humanos. De ahí que la acción humana ha sido orientada desde la religión (mandamientos), desde la filosofía práctica (sugerencias) y ahora debemos hacerlo desde la ciencia experimental.

Una teoría de la acción ética es una descripción resumida de las leyes naturales básicas que rigen al comportamiento humano. Considera principalmente aquello que sea accesible a nuestras decisiones buscando el logro del Bien común.

En la exposición de la teoría de la acción mencionaremos los aportes hechos en el pasado siguiendo un orden histórico. Comenzaremos por la religión, siguiendo por la filosofía y luego por la ciencia. Este orden, además, ha de seguirse aceptando el criterio científico de respetar las prioridades en la secuencia de los descubrimientos realizados.


2 EL BIEN Y EL MAL

Una teoría de la acción ética ha de llevar, como finalidad principal, el logro del Bien común. El problema del Bien y del Mal no sólo atañe a las religiones, sino también a las ciencias sociales. Deberán encontrar las causas sociales del Bien y del Mal, para afianzar al primero y evitar al segundo.

El Bien está asociado a la felicidad; el Mal a la infelicidad y al sufrimiento. Ambos son aspectos observables, por cuanto resulta evidente la existencia de millones de seres humanos que son felices y millones que sufren, en distintos grados de felicidad y de infelicidad.

El Bien y el Mal son producidos por el hombre mismo (excepto en el caso de los desastres climáticos y naturales). De ahí que debe existir un camino mejor; una optimización del comportamiento humano que nos permita elevar de manera significativa el nivel de felicidad de gran parte de la población mundial.

La adaptación del hombre al orden natural es un concepto derivado de la ciencia y ha de coincidir con el “cumplimiento de la voluntad del Creador” derivado de la religión. No hay necesidad de invocar una finalidad del universo o alguna otra idea que exceda el simple planteamiento científico (aunque pueda haberla). Elevar el nivel de felicidad del hombre es un objetivo concreto y accesible a nuestras decisiones. El triunfo del Bien sobre el Mal ha de ser una idea prioritaria.

Hay quienes suponen, sin embargo, que denominaciones como “bueno” o “malo” provienen sólo de una opinión relativa a las costumbres y a la educación. Sin embargo, hay casos en que niños pequeños padecen, por parte de personas adultas, ciertas influencias consideradas inmorales, según la costumbre y la tradición. Pero el niño ha de sufrir los efectos de esa influencia, cuando va creciendo, aún cuando no tenga ni la menor idea sobre el concepto de “moral”, o sobre lo que se considera como “bueno” o “malo”. Este es un indicio de que existe una moral natural y que no es algo sólo convencional.

Hay quienes, como reacción a la sociedad, niegan la existencia del Bien y del Mal, por cuanto suponen que es la sociedad la que dictamina sobre tales calificaciones. Se puede depender de la sociedad acatando sus directivas o bien negándolas sistemáticamente.

Si no hemos adoptado una postura concreta respecto de las causas que producen felicidad o sufrimiento, tendremos cierta desorientación en la vida, ya que vivir es elegir entre distintas alternativas tratando de optar por lo bueno y rechazar lo malo. El sentido de la vida está asociado con el conocimiento de las distintas alternativas que conducen a la felicidad. Las causas serán buenas o malas según buenos o malos sean los efectos que produzcan.

Quienes suponen que no existe el Bien ni el Mal y, por lo tanto, tampoco la ética ni la existencia de hechos morales e inmorales, adoptan una postura en parte cómoda y en parte caótica. Es cómoda porque no tienen que acatar ninguna regla moral y es caótica por cuanto esta actitud acepta que cada uno haga lo que le venga en ganas.

Lo importante, en todo esto, es llegar a un acuerdo respecto a los efectos que han de producir nuestras acciones. De esa forma podremos orientar a la sociedad hacia el logro del Bien común. Por el contrario, si suponemos que no existen vínculos invariantes entre causas y efectos, estaremos aceptando la existencia de cierto caos básico en nuestra propia naturaleza.

Una vez aceptada la moralidad de nuestras acciones, cada uno tendrá la opción a elegir cualquiera de las alternativas posibles. Sin embargo, si llegamos a describir adecuadamente este proceso, es posible que la mayoría adopte el camino del Bien.


3 CRISTIANISMO

Mezclaremos lo sagrado con lo profano y consideraremos a Cristo según la veracidad existente en sus prédicas. Se lo considerará como un pensador del cual se valora el aporte realizado al conocimiento humano.

Cristo da una norma de acción que apunta hacia la felicidad: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. Su prédica va dirigida a todos los hombres, a todos los pueblos y a todos los tiempos. Tal generalidad se debe a que tiene en cuenta la ley natural que rige al comportamiento humano, siendo dicha ley invariable en el tiempo y aplicable a todos los hombres. Del mandamiento mencionado surge el interrogante acerca del significado del amor, lo que se aclarará un poco más adelante.

La mencionada universalidad requiere, justamente, considerar que Cristo dice la verdad como una consecuencia de describir al hombre a partir de la ley natural, en vez de considerar que es la verdad por su sola autoridad, como un punto de partida. La primera interpretación conduce a la libertad del pensamiento individual, mientras que la segunda postura puede favorecer la incondicionalidad y el sometimiento intelectual, lo que lleva a la religión a caer en un vulgar paganismo.

El mandamiento anterior ya aparece en el Antiguo Testamento, como también aparece el mandamiento del amor a Dios. Al formar parte de textos extensos, sólo adquiere trascendencia cuando son incorporados a los Evangelios. En esto se ve la importancia que debe darse a la forma en que se organiza la información adquirida, ya que de ello ha de depender la posibilidad de transmitirse a los demás. De ahí que la información organizada en forma axiomática, como veremos, adquiere cierto poder de convicción, ya que será posible verificar cada uno de los principios adoptados como también las conclusiones derivadas.

Cristo dijo: “Busca el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura”, que significa aproximadamente: Adáptate al orden natural y así habrás hecho todo lo que es accesible a tus posibilidades. Además, propone el amor al prójimo como el vínculo que fundamentará toda sociedad humana, dando un sentido de la vida a cada individuo. Se lo denomina el Verbo de Dios por cuanto fue capaz de interpretar el espíritu de la ley natural y de transmitirlo a los demás.


4 ACCIONES Y PASIONES

Denominamos “pasiones” a aquellas actitudes que hacen que el hombre considere como bueno a todo lo que desea lograr, y sólo por ese motivo. Denominamos “acciones” a los intentos por lograr aquello que previamente ha sido considerado bueno. Las acciones humanas buscan el Bien común, mientras que las pasiones, por su carácter errático, pueden, o no, lograr el Bien común.

Las acciones llevan a una vida ética, mientras que las pasiones llevan a una vida estética. Baruch de Spinoza (1632-1677) escribió: “Las acciones del alma nacen de las solas ideas adecuadas; pero las pasiones dependen de las inadecuadas solas” (Del libro “Etica”, como las demás referencias a Spinoza).

Las pasiones caracterizan al hombre que se guía por los instintos, mientras que las acciones caracterizan al hombre que se guía por el razonamiento. Una teoría de la acción ética no sólo debe servir como fundamento de las ciencias del hombre y de la sociedad, sino también como una referencia para el razonamiento individual, es decir, debemos comparar lo que somos con lo que deberíamos llegar a ser. Al razonamiento podríamos denominarlo también “relacionamiento”, ya que ha de consistir en vincular nuestras ideas a una referencia concreta.

Se verá que existen tendencias generales (actitudes) que apuntan hacia el Bien o bien hacia el Mal, según ellas sean. De ahí que sea más fácil describir estos aspectos que hacerlo con la gran variedad de las posibles accionas humanas. Así, no tiene sentido hacer un listado de los pecados o uno de las virtudes, ya que sólo deberemos tener en cuenta un pequeño número de actitudes básicas.

Las pasiones atraen al hombre por cuanto ofrecen una recompensa inmediata, mientras que las acciones dan frutos en un tiempo mayor. Mientras que las pasiones producen sensaciones que se esfuman en un instante, las acciones pueden producir sentimientos profundos que perdurarán toda una vida. También empleamos mayor tiempo para llegar a estar gobernados por la razón. René Descartes (1596-1650) escribió: “…como con frecuencia en esta vida se ofrecen mayores premios a los vicios que a las virtudes, pocos preferirían lo recto a lo útil si no temieran a Dios ni esperaran otra vida” (De “Meditaciones metafísicas”).


5 ÉTICA AXIOMÁTICA

Baruch de Spinoza estableció una “Etica demostrada según el orden geométrico”. Esta expresión constituye el título completo del libro antes mencionado y se refiere a una “ética axiomática”. Como en su época sólo se conocía la geometría euclideana, como sistema axiomático, de ahí proviene esa denominación. Algunos autores indican que los antiguos filósofos griegos ya utilizaban razonamientos deductivos para fundamentar cuestiones de ética.

Mientras que Cristo enuncia una sugerencia práctica (amor al prójimo) y la finalidad de la vida humana (cumplir con la voluntad del Creador), interpretada ahora como la adaptación al orden natural, como partes de una síntesis posterior, Spinoza enuncia ciertos conceptos básicos como también algunas de las actitudes asociadas al comportamiento humano.

Para Spinoza existen tres aspectos básicos a los que denomina “deseo, alegría y tristeza”. Denomina con la palabra “deseo” a la tendencia a la autoconservación del hombre; a perseverar en su ser. Es la tendencia que nos lleva a mantener nuestra vida, a lograr la inmortalidad, ya sea en forma directa o bien indirectamente depositando las características de nuestra personalidad en una obra científica, literaria, artística o de otra índole. Es también la búsqueda de trascendencia a través de los hijos. Spinoza escribió: “El esfuerzo con que cada cosa se esfuerza por perseverar en su ser, no es nada aparte de la esencia actual de la cosa misma”.

Podemos decir que la alegría es una sensación que surge cuando se favorece el deseo (en el sentido mencionado). Spinoza escribió: “Por alegría entenderé, pues, en lo que sigue, la pasión por la cual pasa el alma a una mayor perfección”. “Además, llamo al afecto de la alegría, referido simultáneamente al alma y al cuerpo, placer o regocijo”.

Igualmente podemos decir que la tristeza es una sensación que surge cuando existe oposición al deseo. Spinoza escribió: “Tristeza es la pasión por la cual pasa el alma a una menor perfección”. “Llamo al afecto de la tristeza, dolor o melancolía”.

La tristeza y la alegría se transmiten entre las personas, de donde vienen el amor y el odio. Spinoza escribe: “El que imagina aquello que ama afectado de alegría o tristeza, también será afectado de alegría o tristeza: y uno y otro de estos afectos será mayor o menor en el amante, según uno y otro sea mayor o menor en la cosa amada”. Y respecto del odio: “El que imagina que aquello a que tiene odio está afectado de tristeza, se alegrará; si, por el contrario, lo imagina afectado de alegría, se entristecerá; y uno y otro afecto será mayor o menor según mayor o menor el afecto contrario sea en aquello a que tiene odio”.

El amor resulta ser la base del Bien común, mientras que el odio resulta ser la base del Mal, por cuanto es opuesto al Bien. El vínculo natural entre los hombres no puede ser otra cosa que el amor. Por el contrario, al entristecernos por las alegrías ajenas, sentimos envidia, mientras que al alegrarnos de las tristezas ajenas podemos llegar a la burla. El odio destruye al vínculo social y, por lo tanto, tiende a destruir la sociedad.

Los fundamentos de la teoría de la acción ética, adoptados de lo propuesto por Cristo y por Spinoza, son muy simples y evidentes. Puede lograrse una descripción aceptable del ser humano a partir de ellos. Sin embargo, el nombre de Spinoza no aparece en varios libros de Historia de la Psicología (ni tampoco el de Cristo). Si tales fundamentos no fuesen accesibles al hombre común, pocas esperanzas habría de un resurgimiento de la humanidad. Para lograr la felicidad no hace falta poseer un elevado nivel intelectual. Cristo dijo: “Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los listos y las has revelado a los insignificantes”.


6 MEDICIÓN EN PSICOLOGÍA

El conocimiento humano debe dirigirse hacia el establecimiento de leyes, tratando que dicho conocimiento sea común a todos los hombres. Para lograr este objetivo, es necesario encontrar aspectos observables de la realidad que puedan ser comparables. Para ser comparables, han de ser medibles, ya que una medición no es otra cosa que una comparación.

Wilhelm Wundt (1832-1920), en el siglo XIX, establece mediciones para describir aspectos del comportamiento humano. La siguiente escala, asociada a la sensación del gusto, emplea números enteros:

Desagradable -5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 Agradable

En su momento, fue una idea poco valorada. Sin embargo, este tipo de descripción presenta varias ventajas, como se verá luego.

También en ese siglo se comenzó a vincular matemáticamente a las mediciones de las distintas variables. Así, William James (1842-1910) propuso la siguiente relación:

Autoestima = Éxito / Pretensiones

En realidad, con la fórmula escrita no hace falta realizar ninguna operación matemática, ya que este tipo de relación sirve principalmente para describir el vínculo existente entre las variables consideradas.

Con ella podemos describir la modestia de muchos científicos, suponiendo que han tenido elevadas pretensiones o ambiciones de lograr nuevos conocimientos, obteniendo éxitos reducidos. Además, hay muchos que sienten una excesiva autoestima por cuanto se imponen metas intrascendentes desconociendo totalmente los grandes planteos del pensamiento humano. De ahí que siempre la soberbia va asociada a la ignorancia.

También podemos optimizar la autoestima de una persona sugiriéndole “hacer pequeño el denominador”. Ello implica que no debe hacer proyectos inalcanzables, por cuanto será difícil lograr éxito y así tendrá una reducida autoestima. Tan sólo debemos elegir una dirección a seguir sin imponernos metas concretas. De ahí que Cristo dijo: “A cada día le baste su propio afán”. Si tenemos en la mente la imagen del hombre formando parte de todo el universo, posiblemente veamos a todos los seres humanos como algo importante y trascendente, y así mejorará nuestra propia valoración.

Quien quiera reducir nuestra autoestima, no nos preguntará por los éxitos logrados, sino por aquello que no hemos alcanzado. Esto pasa también cuando alguien desea hacernos sentir fracasados por no lograr los éxitos ambicionados por otros, o por no lograrlos en el tiempo impuesto por los demás. La notoria reducción de la autoestima lleva a muchas personas a estados depresivos. Hay quienes tienen “habilidad”, a partir de ironías y de burlas encubiertas, de hacer que otros comiencen a agredirse internamente, buscando que la “destrucción” sea más efectiva.

Podríamos seguir haciendo muchas deducciones similares a partir de la fórmula mencionada. Es así como se trabaja en física; sólo debemos tener en la mente unas pocas relaciones matemáticas para deducir, luego, una gran variedad de fenómenos físicos. Es indudable que éste ha de ser el camino que deben seguir las ciencias del hombre y de la sociedad. Mario Bunge enunció una lista con las ventajas del uso de las matemáticas en las ciencias sociales:

a) La matemática provee a todas las ciencias un esqueleto formal prefabricado que puede rellenarse con cualquier contenido empírico compatible con la estructura formal.

b) La matematización de los conceptos y de las proposiciones incrementa la exactitud y por lo tanto la claridad de las ideas.

c) Una teoría matemática posee un poder deductivo ajeno a una doctrina verbal: en ésta las inferencias son laboriosas y a menudo inseguras, ya que no se sabe bien cuáles son las premisas.

d) La precisión y el poder deductivo aumentan la verificabilidad de la teoría: se facilita la derivación de conclusiones exactas, las que se pueden confrontar con los datos empíricos.

e) La teoría se puede ordenar mejor y, en particular, se puede axiomatizar.

f) El mejor ordenamiento lógico y la facilitación de la contrastación empírica hacen a su vez más fácil la comparación de la teoría dada con teorías rivales.

g) Se resuelven automáticamente, y sin recurso a ideología alguna, viejas controversias filosóficas que han obstaculizado la marcha de la ciencia, tal la disputa entre el individualismo y el colectivismo metodológicos en las ciencias sociales. (De “Epistemología”).


7 PSICOLOGÍA DE LAS ACTITUDES

Es posible realizar una teoría, dentro del ámbito de la Psicología Social, con los elementos descriptos hasta ahora, tal como aparece en el libro “Una opinión sobre el mundo” (Mendoza, 1978), del autor del presente escrito. Desconociendo en esa época los trabajos de Baruch de Spinoza, llega a la siguiente estructura básica:


Principios......ESTADOS DE MAYOR FELICIDAD - COMPETENCIA

Características personales..APARIENCIAS OBJETIVAS - ACTITUD CARACTERÍSTICA

Fenómeno fundamental........INDUCCIÓN DE LA PERSONALIDAD


La tendencia hacia los estados de mayor felicidad es similar al “deseo” de Spinoza, quien escribió: “Todo aquello que imaginamos que conduce a la alegría, nos esforzamos en promover que suceda; pero lo que imaginamos que le repugna, o sea, que conduce a la tristeza, nos esforzamos en alejarlo o destruirlo”.

El principio de competencia surge para describir al odio. Las acciones humanas no sólo tienen sentido desde el punto de vista de la búsqueda de la felicidad, por cuanto muchas acciones responden a la tendencia a superar a los demás y a no ser superados por ellos.

Para que exista el amor y así podamos compartir las penas y alegrías de nuestros semejantes, debemos informarnos de esos sentimientos observando las apariencias y el aspecto general de las personas, por lo que tales atributos deberán representar la realidad de cada uno, tan sólo que muchas veces ha de ser el observador quien interpreta erróneamente esa realidad objetiva.

Se denomina inducción de la personalidad al cambio producido en una persona por la presencia o la referencia de otra, siendo el amor y el odio fenómenos interpersonales incluidos en este fenómeno general.

La respuesta, o actitud característica, se define como la relación entre respuesta y estímulo:

Actitud característica = Respuesta / Estímulo

El estímulo, en el caso considerado, es algo que le sucede a otra persona y ese hecho provoca una respuesta en uno mismo. Al definirlo de esta forma, una respuesta (R) se obtiene “amplificando” al estímulo (E) a través de la multiplicación por (A).

La relación (Respuesta / Estímulo) es justamente la “ley natural” que caracteriza, como principal atributo, a todo lo que existe, ya se trate de materia o se trate de la vida. Al adoptar este atributo en la descripción del hombre, se está empleando en psicología algo que ya se ha utilizado ampliamente en las ciencias naturales (física, biología, principalmente).

En las descripciones del tipo “respuesta / estímulo” generalmente se emplea el concepto de “caja negra”, derivado de la cibernética, mediante el cual se describe el comportamiento de un sistema complejo a partir de mediciones exteriores, permitiéndonos ignorar lo que existe bajo esa caja hipotética.

Podemos graficar los estados de felicidad en forma similar a lo propuesto por W. Wundt, considerando comportamientos característicos de dos personas, que denominaremos X e Y:


____Y____ __________ X __________
___,____,____,____,____,____,____,____,____,____,____,____,____,____
-6 -5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6


El gráfico nos indica que los individuos cambian alrededor de un estado característico medio, en una determinada etapa de sus vidas. Se representó a la persona X cuyos estados de felicidad son negativos (infelicidad), mientras que Y muestra estados positivos de felicidad. A la tendencia hacia los estados de mayor felicidad podemos asociarla a un desplazamiento hacia la derecha del gráfico, mientras que la tendencia a la competencia implica que algunas personas tratan (o desean) desplazar hacia la izquierda a quienes los superan.

No todo el que sufre siente odio, ya que muchos tienen dignidad para soportar el sufrimiento y lo utilizan para descubrir los aspectos profundos del ser humano, haciéndolos crecer interiormente. Posteriormente encontrarán un aceptable nivel de felicidad.

Veamos un ejemplo concreto: cuando la persona Y encuentra a alguien de su agrado:

Δy = 2/2 = 1 (Comparte alegría)

Δy = -2/-2 = 1 (Comparte pena)

Esto significa que si la persona de su agrado tiene un estado de felicidad de 2 unidades, responderá con un estado similar, mientras que, al tener esa otra persona un estado de felicidad negativo (-2) (sufrimiento), responde con un estado similar. También es posible, respecto de otra persona por quien Y sienta un amor más intenso:

Δy = 6/3 = 2

Δy = -4/-2 = 2

Decimos que en este caso se ha duplicado la respuesta, respecto del anterior. En cuanto a la persona X , podrá actuar así:

Δx = -3/3 = -1 (Siente envidia)

Δx = 1/-1 = -1 (Posibilidad de burla)

La persona X es una persona “negativa” por cuanto cambia la tendencia natural hacia los estados crecientes de felicidad, porque cambia la felicidad ajena por infelicidad propia.

No es necesario que la actitud característica nos dé siempre un número constante, como se ha visto. La realidad no responde rigurosamente a este nivel de exactitud, pero es un concepto que puede ayudar a establecer una aceptable descripción del comportamiento humano.

Además del amor y del odio, definidos por Spinoza, podemos considerar al egoísmo, como una tendencia de los hombres a buscar su propia felicidad sin interesarles los demás. Una persona egoísta responderá con un valor de respuesta cercano al cero cuando algo les ocurra a las personas que le rodean.

La última actitud es la negligencia y corresponde a las personas que no se interesan por los demás ni por ellos mismos. Wolfgang Goethe escribió: “La negligencia y la disidencia producen en el mundo más males que el odio y la maldad”.

En cada persona predominará una de las actitudes sobre las demás, estando varias de ellas presentes. Podemos clasificar a las actitudes humanas según los efectos que produzcan:

BIEN = Amor

MAL = Odio + Egoísmo + Negligencia

Esto tiene validez como una tendencia, es decir, el Bien y el Mal se producirán a partir de las actitudes predominantes luego de varias interacciones personales.

Debemos elegir una de las cuatro actitudes, aún cuando no nos pongamos de acuerdo sobre cuestiones filosóficas o religiosas. Debemos adoptar la postura que habitualmente se emplea en la ciencia; pueden quedar muchos interrogantes planteados, pero podemos describir con seguridad aquello que tiene sentido práctico.


8 INDUCCIÓN DE LA PERSONALIDAD

Con esta denominación se hace referencia al cambio que ha de existir en una persona motivado por la presencia o por la referencia de otra. El cambio circunstancial puede ser pequeño o grande, pero, debido a que tenemos memoria, podrá convertirse en permanente. Podemos reservar el nombre de inducción de la personalidad preferentemente a este cambio permanente de nuestra actitud característica:

A = Ao + ∆A

Este cambio ∆A es el que permite lograr el mejoramiento de las personas y, también, su empeoramiento. La igualdad anterior nos indica que nuestra actitud característica depende de dos aspectos básicos:

Actitud característica = Herencia + Influencia

El cambio mencionado, producido por la influencia recibida por un individuo, es el responsable tanto de la difusión de la cultura y del conocimiento como de la imitación y de la masificación. También implica la posibilidad de la existencia de la “mentalidad generalizada” de la sociedad. El grupo social adquiere cierta personalidad a través de su propia actitud característica.

Podemos describir al término que produce la influencia (o el cambio) a partir de algunos aspectos surgidos del comportamiento individual:

∆A = ( P M + I F ) ∆t

Cambio en A = (Influencia del pasado + Influencia del futuro) ∆t

Este cambio ya fue previsto por Spinoza: “El hombre es afectado por la imagen de una cosa pretérita o futura con el mismo afecto de alegría o tristeza que por la imagen de una cosa presente”. “La esperanza no es nada más que una alegría inconstante nacida de la imagen de una cosa futura o pretérita de cuyo suceso dudamos. El miedo, por el contrario, es una tristeza inconstante nacida también de la imagen de una cosa dudosa. Además, si se quita de estos afectos la duda, de la esperanza resulta la seguridad y del miedo la desesperación; es decir, una alegría o una tristeza nacida de la imagen de una cosa que hemos temido o esperado”.

La influencia del pasado (PM) significa que muchos de los acontecimientos que guardamos en nuestra memoria (M) son causas de nuestro comportamiento actual, siendo (P) una constante que depende de cada individuo y es una medida de cuánto influye el pasado en ese individuo.

La influencia del futuro (IF) significa que el conjunto de ideales, proyectos o ambiciones por realizar en el futuro (F), surgidos en nuestra imaginación, es una causa de nuestro comportamiento actual, siendo (I) una constante que depende de cada individuo y es una medida de la aptitud que tiene para proyectarse hacia el futuro.

∆t es un factor que representa un intervalo temporal unitario y arbitrario que no trae información adicional, por lo que puede ignorarse en este análisis. Recordemos que estas relaciones matemáticas se han utilizado para describir y no para calcular.


9 SENTIDO DE LA VIDA

La influencia del futuro está muy ligada al sentido de la vida, ya que este sentido, una vez adquirido, nos orientará hacia nuestra vida futura. Cristo, al indicar una sugerencia para la acción ética, establece una ideología de adaptación. Esto constituye un camino a seguir, es decir, da un sentido a la vida de cada individuo.

Es oportuno destacar que desde la psicología, a través de los estudios realizados por Víktor Frankl, se describen muchos conflictos del individuo como consecuencias de carecer de un sentido de la vida. De donde podemos decir que la felicidad se ha de lograr luego de la posesión de una orientación adecuada. Incluso Frankl relata cómo él mismo pudo superar la adversidad en una etapa de su vida (prisionero en un campo de concentración nazi) ante la posibilidad de un futuro importante.

El aburrimiento y la indiferencia son los síntomas del individuo que “tiene todo” menos un adecuado sentido de la vida. Esta carencia constituye el “vacío existencial” y podemos asociarla a la negligencia como actitud predominante. Si bien Frankl describe los inconvenientes psicológicos originados por la falta de orientación, no propone una solución general. De todas formas, vemos que la propia ciencia se plantea cuestiones cercanas a la religión, lo que no resulta extraño.

Así como el Estado debe compensar las diferentes aptitudes y posibilidades de los integrantes de una sociedad, la religión natural tratará de proveer de un sentido de la vida a quienes no lo pudieron encontrar. Deberá lograr, además, una optimización de los variados sentidos adoptados individualmente.

Víktor Frankl escribió: “Lo más profundo del hombre no es el deseo de poder ni el deseo de placer, sino el deseo de sentido”. (De “El hombre doliente”). En esta expresión resume las principales tendencias de la psiquiatría. Alfred Adler se basó en el “principio de poder”, Sigmund Freud en el “principio de placer” y el propio Frankl en el “sentido de la vida”. Estos principios son cercanos a lo que en el presente escrito se denominan, respectivamente, principio de competencia, de felicidad y adaptación al orden natural (como finalidad general del ser humano).

Y ahora podemos definir más exactamente a las pasiones y a las acciones. Quien esté motivado por las pasiones, se guía por los principios de poder y de placer. Quien esté motivado por las acciones, buscará el sentido adecuado para su vida. Si elige dicho sentido buscando coincidir con el “espíritu de la ley natural”, tendremos al hombre espiritual que trata de alcanzar el Reino de Dios predicado por Cristo.

Hasta aquí resulta evidente que las prédicas cristianas provienen de observar la ley natural, antes que suponer una revelación sobrenatural. Lo que puede ser positivo para gran parte de la humanidad, ha de resultar “sacrílego” a otros. A Cristo debemos ubicarlo cerca de la gente, y no debemos alejarlo del mundo real. La religión debe servir a todos los hombres, porque para ellos se ha hecho.

Mientras que Cristo agradece a Dios por revelar a los niños las cosas profundas y simples, sus aparentes seguidores definen a la “verdad revelada” como algo misterioso “inaccesible a la razón y sólo accesible a la fe”.


10 ACCIÓN DE DIOS Y DE LA SOCIEDAD

Es posible describir a las constantes anteriores como funciones de Dios y de la sociedad. Estas últimas han de ser las causas más importantes que influyen sobre nuestra vida:

P = f1(D,S)

I = f2(D,S)

La forma matemática de estas funciones no tiene mayor importancia, ya que sólo se desea hacer ver la existencia de cierto vínculo funcional.

A la “acción de Dios” (D) le asociamos una expresión de William James: “Dios es real porque produce efectos reales”. Cada hombre tiene una visión del mundo y de la vida que determinará la forma en que por ella ha de transitar. Cualquiera sea la postura adoptada, debemos tener presente la existencia de leyes naturales a las que nos debemos adaptar.

Se dijo que el amor, desde un punto de vista social, ha de ser el vínculo que debe imperar. Pero, desde un punto de vista más profundo, que tiene en cuenta las ideas básicas existentes en el individuo, podemos decir que la idea de Dios ha de ser el vínculo que ha de lograr la unidad de todos los hombres.

La “acción de la sociedad” (S) es una importante influencia, ya que estamos condicionados por ella. Cada acción realizada estará aprobada o desaprobada por el grupo social. La sociedad actuará como si fuese una persona muy cercana a cada uno de nosotros.

Podemos decir, entonces, que la causa principal del Bien y del Mal es la acertada o desacertada idea de Dios (o de todo lo existente) que tiene cada individuo. Si la idea es errónea, se pierde el sentido de la vida. De ahí que el primer paso para la solución de los problemas humanos ha de venir de una ideología de adaptación basada en una teoría de la acción ética. Esta teoría está implícita en las ideologías de Cristo, Spinoza y de otros pensadores. Raymond Aron escribió: “La ideología es un sistema de interpretación del mundo social que implica un orden de valores y sugiere reformas y cambios radicales que se temen o se esperan”.


11 RELIGIÓN, FILOSOFÍA Y CIENCIA

Blaise Pascal (1623-1662) escribió: “La sucesión de las generaciones humanas a través de los tiempos puede ser considerada como un solo hombre que vive innumerables centurias y no deja de aprender”. Este hombre representativo del conocimiento medio de la humanidad, ha de pasar por distintas etapas.

Auguste Comte (1798-1857) realizó una filosofía de la historia mediante la cual describe las etapas por las que han transitado las distintas ramas del conocimiento y enuncia este proceso como la “ley de la evolución intelectual de la humanidad o ley de los tres estados”. José Ortega y Gasset escribió: “Hegel y Comte fueron los primeros en salvar el pasado que los siglos anteriores habían estigmatizado con el carácter de puro error, de modo que el pasado no tenía derecho a haber sido. Ambos construyen la historia como evolución en que cada épocas es un paso insustituible hacia una meta y que, por tanto tiene un absoluto sentido y su plena verdad” (De la “Revista de Occidente”).

Las etapas mencionadas son designadas por Comte como teológica, metafísica y positiva, que también podríamos denominar como religiosa, filosófica y científica. Cada una de estas etapas está caracterizada por una forma predominante del pensamiento y las tres formas pueden coexistir en una época o en una sociedad, lo que a veces produce un efecto similar a la existencia simultánea de distintos idiomas.

El pensamiento religioso tiene “una predilección característica por las cuestiones más insolubles, por los temas más radicalmente inaccesibles a toda investigación decisiva” (Comte). Tal pensamiento tiene poco en cuenta a la ley natural, la que reemplaza por lo sobrenatural. Como no toma como referencia a la propia realidad, puede distorsionarse completamente hasta entrar en el mundo del “todo vale”.

El pensamiento filosófico limita bastante la libertad del pensamiento religioso, ya que le exige cierta coherencia lógica. Pero la filosofía puede caer en el juego especulativo de las ideas abstractas, reemplazando la realidad por un idealismo desvinculado de la misma.

Finalmente, el pensamiento científico, basado en observaciones y contrastaciones con la propia realidad, restringe la libertad del pensamiento previo llegando al concepto unificador de “ley natural invariante”, y al orden natural correspondiente.

Uno de los significados de la palabra “religión” es la de “unir a los adeptos”; ya sea unirlos con su Creador o entre sí. Esta búsqueda fue definida por Spinoza como el “conocimiento de la unidad del espíritu con el conjunto de la naturaleza”, de tal manera que “la mejor parte de nosotros mismos coincidirá con el orden de la naturaleza entera”. Así, al buscar el individuo un sentido para su vida, a través del sentimiento religioso, busca lo permanente y lo eterno, alejándose de las pasiones circunstanciales.

Es posible describir la historia de la humanidad como un largo proceso de adaptación al orden natural. Debido al conocimiento creciente y progresivo, algún día podremos estar plenamente adaptados. Esta filosofía de la historia derivada del planteamiento científico, aporta gran información, ya que nos indica que debemos acelerar el proceso de adaptación por cuanto estamos pagando un elevado costo diario: la existencia de millones de personas que padecen todo tipo de privaciones.


12 CAUSAS Y EFECTOS

Puede establecerse un diagrama representativo de una secuencia típica de causas y efectos. Esta es una secuencia lineal, ya que se supone que cada causa produce un efecto, aunque en el mundo real es posible que una causa pueda producir varios efectos, o bien muchas causas pueden producir un solo efecto. También se observa que un efecto pasa a ser la causa de otro efecto posterior:

Condiciones iniciales..(Causa 1)→ Efecto 1(Causa 2)→ Efecto 2(Causa 3)→ ....

A la primera causa la denominamos “condición inicial”. A partir de este esquema se definirán algunos conceptos importantes:

Ley natural: si a una causa le sigue siempre un mismo efecto, existe un vínculo permanente al que denominamos “ley natural”. Lo mismo vale para los casos en que varias causas producen un efecto, o cuando una causa produce varios efectos.

Determinismo: dadas las condiciones iniciales en una secuencia de causas y efectos, dichos efectos ocurrirán necesariamente, debido precisamente a la existencia de la ley natural.

Libre elección: el hombre elige las condiciones iniciales en cada secuencia de causas y efectos relacionados a su vida. No existiría dicha libertad si fuesen elegidas por agentes sobrenaturales, por ejemplo.

Indeterminación: puede argumentarse que la libre elección de las condiciones iniciales es sólo el efecto de una enorme cantidad de causas (grabadas en nuestra memoria, por ejemplo), por lo que habría una libertad aparente. Es posible que los hombres estemos vinculados con cada parte del resto del universo, por lo que existirán infinitas causas previas a la “libre elección” de una condición inicial. Como nadie puede conocer una infinita cantidad de causas, surge cierta indeterminación natural que nos permite hablar de la libre elección del hombre, o libre albedrío.

Es necesario resaltar que existirán causas relevantes e irrelevantes, según que tengan mucha o poca influencia, lo que permite hacer diagramas como el realizado. Además, en la física del micromundo existe una indeterminación inherente a las partículas atómicas, si bien a nivel macroscópico podemos seguir hablando de la ley natural determinista.

Fatalismo: hay quienes suponen que el hombre tiene un destino prefijado para su vida, el cual se ha de cumplir en forma independiente a sus elecciones. Se supone que el destino ha sido prefijado por Dios. Ello puede promover una actitud negligente, ya que, en ese caso, convendría adoptar la postura del menor esfuerzo.

Milagro: es la interrupción momentánea de la ley natural, o el cambio de las condiciones iniciales, por parte del propio Creador. El diseñador del orden natural habría de cambiarlo fuera de la ley previamente impuesta.

Los principales modelos (o sistemas descriptivos) filosóficos y religiosos son los siguientes:

Inmanente: Universo = Dios = Naturaleza

Trascendente: Universo = Dios + Naturaleza

El primero se basa en la invariabilidad de la ley natural, por lo que resulta compatible con la ciencia experimental y se identifica con ella. El segundo admite intervenciones de Dios (milagros) y es el fundamento de varias religiones.

Lo sobrenatural es aquello que se supone que no está regido por leyes naturales, por lo que resulta inaccesible a la ciencia y al razonamiento. Sólo es accesible a los “elegidos”, quienes se ubican “sobre la humanidad” buscando, a veces, establecer el gobierno del hombre sobre el hombre, lo que resulta opuesto a lo que la religión debiera ser.

Los hombres estamos acostumbrados a observar una gran cantidad de fenómenos regidos por leyes causales, siendo muy pocos (o ninguno) los hechos que puedan considerarse como un “milagro”. Sin embargo, la religión tradicional se basa en la existencia de fenómenos poco probables, o imposibles. Así, una vida basada en la esperanza en los milagros es similar a una vida basada en la esperanza en la eventual obtención del primer premio de la Lotería. Una religión con ese fundamento puede servir a muy pocos hombres, pero no a la mayoría de los hombres.

Quienes afirmamos no haber nunca observado un milagro, somos mirados despectivamente por los “creyentes”. Sin embargo, Cristo predicaba en base a la ley natural que rige a los seres humanos, y no en base a acontecimientos excepcionales que puedan ocurrir.

Si en un accidente mueren cuarenta personas y se salva sólo una, el hecho ha de ser interpretado como un milagro y como una “evidente” intervención de Dios; de donde surge el interrogante acerca de porqué Dios no salvó a algún otro. Es difícil hacerle comprender a los familiares de las víctimas porqué Dios permitió tanto sufrimiento pudiéndolo evitar.

Además de las posturas inmanente (naturalismo) y trascendente (sobrenaturalismo), existen quienes intentan reemplazar al orden natural por un “orden artificial”, que podríamos denominar “subnaturalismo”. Karl Marx (1818-1882) escribió: “Hasta ahora los filósofos han interpretado la naturaleza, desde ahora debemos transformarla”. Siguiendo esa postura, la sociedad humana no ha de ser el resultado de los esfuerzos del hombre por adaptarse al orden natural, sino que se trataría de adaptarlo, en forma forzada, a la sociedad comunista. En este orden social no ha de ser el amor el vínculo que ha de originar a la sociedad, sino que deberán serlo los medios de producción y el trabajo. La eliminación de la propiedad privada hace que el Estado domine totalmente la vida del individuo; lo que da lugar a una esclavitud que supera ampliamente a la asociada al feudalismo y a otros tipos de sociedades criticadas por los marxistas.

Así como la desadaptación del hombre al orden natural implica sufrimiento, las sociedades humanas que desconocen dicho orden, tanto por regirse por el sobrenaturalismo como por el subnaturalismo, viven en eterno conflicto. Ello se hace evidente en la gran cantidad de guerras de origen religioso y también en los conflictos derivados de la “revolución permanente” promovida por los comunistas. Este es el precio que la humanidad paga por alejarse del orden natural, ya sea por desear destruirlo, por reemplazarlo o bien por ignorarlo.

Hay quienes critican a la religión natural por cuanto “no provee ayuda sobrenatural en las situaciones de emergencia”. Al respecto debemos decir que, como una psicología social preventiva, promueve una actitud que ha de realizar los máximos esfuerzos por evitar la ocurrencia de todo tipo de males, en vez de pedir auxilio cuando se tomaron pocas precauciones previas. De todas formas, los fenómenos mentales poco comunes, no están excluidos de la ley natural.


13 COMPLETITUD

Los distintos pensadores dan una visión diferente del orden natural. La realidad adquiere otro interés a la luz del pensamiento humano. Es indudable que el mensaje cristiano es más atractivo y tiene mayor fuerza que el pensamiento de Spinoza o de lo que pueda serlo un fundamento como el que se intenta lograr con este escrito. Si bien todas estas descripciones tienen una misma base y un mismo destinatario, la ventaja radica en que permiten complementarse mutuamente.

Todo sistema axiomático debe ser coherente, o consistente, y no contradictorio. Sus axiomas deben ser independientes y el sistema debe ser completo, de tal forma que todas las proposiciones verdaderas puedan deducirse de los axiomas. Con la teoría de la acción ética se ha pretendido establecer un sistema descriptivo que contenga la mayor información posible sobre el hombre y la sociedad.

Es el deseo del autor haber fortalecido el ideal cristiano, ya que ello significará favorecer el triunfo del Bien sobre el Mal y el establecimiento definitivo del Reino de Dios. La ley natural lleva implícito el espíritu de Dios y habrá de predominar finalmente sobre los criterios particulares permitiendo el logro de la paz tan ansiada.


Pompilio Zigrino